¿Qué es la corrosión y cómo evitarla?
La corrosión es un problema de alteración de los materiales que puede causar daños en todo tipo de estructuras metálicas y de maquinaria industrial. La corrosión de los metales debe de evitarse y su aparición debe ser especialmente controlada por dos razones principales. La primera es que puede ser la causa de importantes problemas tanto de tipo mecánico como de funcionamiento. Y la segunda, y no menos importante, puede suponer un problema importante de seguridad de las instalaciones, ya que altera la estabilidad de estructuras metálicas.
¿Qué es exactamente la corrosión?
La corrosión es la alteración de los metales debido a reacciones químicas o electroquímicas del metal con ciertas sustancias con las que entra en contacto. Es un proceso normal ya que las sustancias causantes de esta corrosión están de forma habitual en el ambiente, en el aire (oxígeno y otros gases), en líquidos con los que esté en contacto la estructura o la maquinaria (agua u otras sustancias), incluso con sustancias sólidas o semifluidas (por ejemplo, en el caso de cintas transportadoras). Esta reacción conduce al deterioro progresivo del metal, su desestructuración y pérdida de sus propiedades.
Todos los metales son susceptibles de sufrir un proceso de corrosión, aunque hay algunos menos reactivos, los denominados metales nobles como el oro, platino, plata y paladio. Evidentemente cuando hablamos de estructuras y maquinaria industrial no se utilizan estos metales de muy alto coste, sino que se utilizan aleaciones o metales tratados para evitar la corrosión. El hierro tiene unas características muy importantes para la formación de estructuras robustas y resistentes, muy aptas para soldaduras y que por tanto tienen una gran importancia en la industria, sin embargo el hierro es un metal altamente susceptible a la corrosión. Por esto en la fabricación de maquinaria y estructuras industriales y no industriales es muy utilizado el acero inoxidable (ferro-aleaciones de hierro, carbono y cromo, entre otros metales) de mayor resistencia a la corrosión. Pero dentro del nombre genérico de acero inoxidable existe una gran diversidad dependiendo de los porcentajes de cromo, carbono y otros metales en estas aleaciones (níquel, molibdeno, nitrógeno, titanio o niobio). Así encontramos aceros inoxidables martensíticos, ferríticos o austeníticos. Cada tipo proporciona distintas prestaciones y usos, así como diferente resistencia a la corrosión.
Debido a los importantes problemas que puede causar la corrosión, el desarrollo tecnológico de nuevos materiales (metales y aleaciones) con menor reactividad y resistencia a la corrosión ha sido una línea de trabajo importante en los departamentos de I+d de empresas y grupos de investigación en materiales.
¿Cómo podemos evitar la corrosión?
La corrosión es un problema importante que se debe evitar en cualquier estructura fabricada en metal. Si necesitamos instalar algún tipo de estructura metálica en nuestra fábrica e industria es importante que tengamos en cuenta los siguientes factores.
- Utilizar en la fabricación de estructuras metálicas materiales de alta calidad y apropiados para cada uno de los usos que vaya a tener.
- Conocer las condiciones ambientales en las que se va a trabajar (humedad, temperatura, etc.). Ya que no todos los metales, e incluso no todos los aceros inoxidables, son igualmente resistentes a la corrosión en todas las condiciones.
- Saber el tipo de sustancias con las que puede entrar en contacto nuestra estructura y utilizar el material más adecuado. Por ejemplo, no es lo mismo trabajar en almacén de paquetería en la que una cinta transportadora o los transportadores de rodillos estarán en contacto con papel o cartón, que en la industria agroalimentaria, farmacéutica o petroquímica en las que el metal puede entrar en contacto con gran variedad de sustancias potencialmente corrosivas (salinidad, pH (acidez), composición química).
- Existen tratamientos para evitar la corrosión en metales. Mediante la aplicación de un recubrimiento se evita el contacto directo de las sustancias o fluidos potencialmente corrosivos con el metal. Se pueden dar tratamientos de recubrimiento no metálicos (de pintura, engrasados, esmaltado, cerámicos, etc.) así como recubrimientos metálicos con diversos procedimientos químicos o el uso de aleaciones como hemos comentado. Algunos tratamientos serán específicos para ciertas aplicaciones industriales.
- Mantener limpias las estructuras y las superficies metálicas y de acero inoxidable. Si no se mantiene limpio el metal tratado o el acero inoxidable, dependiendo del tipo, puede ir perdiendo la capa superficial pasiva (no reactiva y que no se corroe). Si se pierde esa capa se puede producir la reacción de corrosión y el deterioro de la estructura.
- Revisar puntos en los que pueda aparecer la corrosión y reparar los daños. La corrosión se puede iniciar en algunos puntos por diversas razones: acumulación de suciedad o sustancias corrosivas de forma permanente; rotura física del recubrimiento por golpe o descascarillado; condiciones ambientales, etc. Una vez iniciada la corrosión se puede ir propagando y acabar alterando gravemente la estructura metálica. Por esto es fundamental el adecuado mantenimiento y reparación de las zonas afectadas.
Unido a la resistencia a la corrosión, cuando hablamos de maquinaria y estructuras industriales, los materiales con los que se fabrican además deben cumplir con otros requerimientos específicos para cada aplicación industrial o tecnológica (resistencia, ductilidad, propiedades de la soldadura y los acabados, etc.). Conocer nuestro producto, trabajar con los materiales adecuados y seguir unas normas de conservación de las estructuras es fundamental para evitar la corrosión y los problemas de seguridad y averías asociados a ella.